Las convulsiones en niños son episodios alarmantes que pueden causar gran preocupación en los padres. Entender las posibles causas y saber cómo actuar en estos casos es crucial para manejar la situación de manera adecuada y asegurar el bienestar del niño.
Una convulsión es un episodio de actividad eléctrica anormal en el cerebro que puede causar una variedad de síntomas, desde movimientos involuntarios y descontrolados hasta alteraciones en la conciencia. Las convulsiones pueden ser breves y durar unos pocos segundos o prolongarse por varios minutos.
Existen varias causas posibles de convulsiones en los niños. Una de las causas más comunes es la fiebre alta, conocida como convulsiones febriles. Estas convulsiones suelen ocurrir en niños entre los 6 meses y los 5 años de edad y son más comunes en aquellos con antecedentes familiares de convulsiones febriles. Aunque estas convulsiones pueden ser aterradoras de presenciar, por lo general no causan daño a largo plazo y no son indicativas de un trastorno neurológico subyacente.
Otra causa común de convulsiones en los niños es la epilepsia. La epilepsia es un trastorno del sistema nervioso que causa convulsiones recurrentes. Puede ser causada por una variedad de factores, incluyendo predisposición genética, lesiones cerebrales o desequilibrios químicos en el cerebro. Es importante buscar atención médica si su hijo experimenta convulsiones recurrentes, ya que el tratamiento temprano puede ayudar a controlar los síntomas y prevenir complicaciones a largo plazo.
Otras posibles causas de convulsiones en los niños incluyen infecciones del sistema nervioso, lesiones en la cabeza, trastornos metabólicos, como hipoglucemia o desequilibrios de electrolitos, y trastornos del desarrollo del cerebro. Es fundamental que los padres busquen atención médica si su hijo experimenta convulsiones, ya que el diagnóstico y tratamiento oportunos pueden marcar la diferencia en el pronóstico a largo plazo.
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¿Qué hacer en caso de convulsiones?
Aunque presenciar una convulsión puede ser aterrador, es fundamental mantener la calma para poder brindar apoyo a su hijo de manera efectiva. Es esencial actuar de manera rápida y segura.
Conoce algunas pautas que debes tener presentes durante una convulsión:
1. Coloca a tu hijo en un lugar seguro: si es posible, acuéstalo en el suelo para evitar que se lastime durante la convulsión. Retira cualquier objeto cercano que pueda representar un peligro.
2. Protege la cabeza de tu hijo: coloca una almohada o una prenda suave debajo de la cabeza de su hijo para protegerlo de lesiones.
3. Afloja la ropa ajustada: si la ropa de su hijo está apretada alrededor del cuello o el pecho, afloje los botones o la cintura para facilitar la respiración.
4. No pongas nada en la boca de tu hijo: es un mito común que se debe poner algo en la boca de una persona durante una convulsión para evitar que se muerda la lengua. Esto puede causar lesiones graves, por lo que es importante no poner nada en la boca de su hijo durante una convulsión.
5. Asegura las vías respiratorias: coloca al niño de lado para ayudar a mantener abiertas las vías respiratorias y prevenir la aspiración de saliva o vómito.
6. No restrinjas los movimientos: evita sujetar o tratar de inmovilizar al niño durante la convulsión, ya que esto puede causar lesiones.
7. Observa y registra: anota la duración de la convulsión y los síntomas observados y observa cualquier cambio en el color de la piel, la respiración y los movimientos.
8. Llama a los servicios de emergencia si:
· La convulsión dura más de 5 minutos.
· El niño no recupera la conciencia después de la convulsión.
· El niño tiene dificultades para respirar.
· La convulsión ocurrió en el agua.
· El niño está lesionado o tiene otra condición médica subyacente.
Una vez que la convulsión haya terminado, es importante buscar atención médica para determinar la causa subyacente y recibir el tratamiento adecuado. Un pediatra puede realizar pruebas para ayudar a identificar la causa de las convulsiones y recomendar un plan de tratamiento apropiado.
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No siempre las convulsiones tienen que estar relacionadas con un problema de salud muy grave. Sin embargo, siempre es fundamental buscar atención médica si tu hijo experimenta convulsiones para descartar cualquier causa subyacente y recibir el tratamiento adecuado.